domingo, 17 de julio de 2011

La Selección, ¿da asco?


La Selección no esta muerta. Pero agoniza. Hace ya varios años que se encuentra en un estado vegetativo que plantea esperanzas que se deshilachan patéticamente una y otra vez. Es un coma inducido por errores sucesivos que se superponen. Remedios que enferman, curas "milagrosas" que más tarde resultan inexplicables y generan una pregunta recurrente: "¿ A quién se le ocurrió que...?" Y nunca hay respuesta. El fracaso no tiene padres.
Argentina viene haciendo "sapo" en el ámbito internacional desde 1993. En ese lapso participó de todos los Mundiales y de todas las Copa América a excepción de la de Colombia en 2007 cuando (por la "sensación de inseguridad" que se vivía en tierra cafetera, no se concurrió). En estos 28 años no hubo ni una vuelta olímpica. Desfilaron varios técnicos (Basile, Passarella, Bielsa, Pekerman, Basile de nuevo, Maradona, Barista) y cientos de jugadores.
¿Resultados? Nos volvimos en la primera ronda del Mundial Corea-Japón del 2002, jugamos dos finales de Copa América -ambas perdidas ante Brasil-, Bolivia nos goleó 6-1 en la última eliminatoria y Alemania nos despachó con un sonoro 4-0 de Sudáfrica 2010.
En varios de estos ciclos estuvieron Verón, Riquelme, Ayala, Zanetti, Samuel, Mascherano, Carrizo, Agüero, Tevez, Palermo, Sorín, Abbondancieri y Messi por nombrar de los más exitosos de los últimos tiempos. Exitosos en sus clubes. ¿Intocables allí? Puede ser. ¿Indiscutibles allá? Puede ser. Acá no.
Nadie es (nadie debería ser) intocable o indiscutible en la Selección Argentina. Y menos luego de ser eliminado en el cuarto partido de una Copa América organizada en el país, con el apoyo local de los hinchas, con el plantel completo de jugadores que el técnico quería y con el tiempo de entrenamiento que el mismo DT solicitaba. Desde este costado todo es cuestionable y todos podemos cuestionar.
Empecemos por Sergio Batista. Hay una larga cola de críticos para el "Checho". El entrenador perdió el rumbo muy pronto. Más precisamente unos días antes de arrancar la Copa América cuando sostuvo que Carlos Tevez no estaba en sus planes y después no solo lo terminó convocando sino que le dio lugar en el once titular. Tevez desentonó como la mayoría de sus compañeros y acabó poniéndole la lápida a Argentina en el torneo al fallar su tiro penal en la definición ante Uruguay. Claro, la "culpa" de esta contradicción no va a ser de los hinchas que pidieron por el "Apache". La carga Batista, obvio. ¿Otra muestra de desconcierto?. El entrenador empezó creyendo en Messi como delantero, pero tras los dos empates iniciales, acabó dándole rol de armador para meter a Gonzalo Higuaín en cancha. Da para pensar si es Batista o no quien toma decisiones tan opuestas en el margen de días después de sostenerlas como valores intocables durante sus ruedas de prensa.
Otra cosa que habría que preguntarle a Batista es ¿para que se arman partidos con una Selección "local" si luego solo se convocan a Carrizo -del descendido River, y con actuaciones no muy meritorias- y a Marcos Rojo -"culpado" tácitamente por el empate ante Bolivia y "borrado" del equipo titular desde entonces?. ¿No había lugar en este equipo para Diego Valeri (desafectado de la lista final sobre la hora), Juan Manuel Martínez, Federico Fernández, Enzo Pérez, Paulo Ferrari, Silvio Romero, Mauricio Sperdutti, Facundo Parra... Si, si. Ya sé. Cuando pasan estas cosas, los que no juegan son mejores que los que jugaron. Pero, honestamente, ¿no se podía probar? ¿Era mas complicado para Parra que para Lavezzi meterle un gol a Bolivia? ¿No podía el "Burrito" Martínez desbordar a los costarricenses? ¿Ferrari no habría aportado algún desborde por su lateral ante Uruguay? ¿Valeri no podría haber jugado de igual a igual contra los colombianos?
Y ya que estamos con los jugadores... ¿No hay un marcador de punta que pueda jugar en lugar de Javier Zanetti? ¿No es hora de relegar a Javier Mascherano? ¿Porque Argentina juega con una dupla central (Nicolás Burdisso-Gabriel Milito) que alimenta las esperanzas rivales generando infracciones innecesarias y toscas? ¿Quién le metió en la cabeza a Angel Di María que al futbol hay que jugar rápido, sin pausa y sin pensar? Es hora de cambiar sin que esto signifique el comienzo de una etapa polémica o una crisis. Debe iniciarse ya un proceso natural de renovación. Con los nombrados, y algunos otros, ya se probó que Argentina no va a ningún lado. Hace falta una nueva base. Está ya tiene carcomidos los cimientos de la confianza.
Si sigue o no Batista es la primera clave. Ya se oyen reclamos y nombres para sucederlo: Carlos Bianchi va de nuevo al tope. Alejandro Sabella, Ramón Díaz, Américo Gallego, Edgardo Bauza... La lista de siempre, con algunos nombres nuevos. Pero el paso siguiente para lo que viene es cambiar. De a poco si se quiere. pero cambiar. En diciembre no pueden haber en la formación titular siete jugadores que hayan arrancado el partido del sábado ante Uruguay. Si eso pasa, seguiremos mal.
Quiero terminar hablando de Messi. No creo que sea justo caerle a él como exclusivo responsable en el contexto de un equipo que no funciona. Pero, sin dudas, tiene su cuota-parte en este fracaso. Haber brillado contra una imberbe selección de Costa Rica no disculpa su apatía ante Colombia ni su opaca actuación en el debut ante los bolivianos. El primer tiempo contra Uruguay debe haber sido de lo mejor que hizo con la camiseta celeste y blanca. Pero después volvió a lo de siempre. ¿Y qué es lo de siempre? La tozudez de querer gambetear él solo a todos los rivales, al árbitro y sus asistentes, a los reporteros gráficos y a los que están en la Platea Baja Sur. No se puede, nene. Sudamérica no es Europa. Acá no hay tantas concesiones en la marca. En algún momento un rival se planta como una columna de alumbrado y adiós slalom.
Messi tampoco tiene la culpa del periodismo que lo señala como la gran figura, pero le disculpa errores descargándolos en los otros. Esa condición de Messi-dependientes, este periodismo militante que lo enfoca permanentemente o destaca detalles absurdos acerca de él, ha empezado a generar una ola de rechazo que termina descargándose en el rosarino. ¿Un ejemplo?. En determinado momento de la transmisión por Telefe del partido ante Uruguay, Marcelo Benedetto intervino desde el campo de juego con tono apremiante: "¡Pidió agua!" Fernando Niembro, con tono cándido (tal vez sospechando la respuesta) dio el pie: "¿Quién?" "¡Messi. Pidió una botella de agua porque tenía la boca seca", remató exultante el periodista al borde de la cancha. En fin... Esto no ayuda. Tampoco agrega nada al desbarajuste en que las selección parece metida. Pero si la discusión por Messi se queda en si canta el himno o si estuvo bien que se sacase una foto con la camiseta española, también estamos perdidos. La discusión debe ser, de una vez por todas, ¿sirve que Messi venga a jugar a un equipo en el que no encuentra lugar? Porque el fondo de la cuestión es esa: ¿dónde ponerlo? ¿Adelante? ¿a la izquierda? ¿Como "10" clásico? Perdonen pero necesito agregar una reflexión: cuando Maradona jugaba nadie tenía dudas del lugar en la cancha que debía ocupar. Después, por ahí no jugaba bien o Argentina perdía. Pero sabíamos dónde estaba Diego en cancha. Con Messi todavía estamos buscando donde ponerlo, con quien ponerlo... ¡Basta, viejo! ¿Hasta cuándo? ¿Por qué no armar el equipo, hacerlo rodar un año y después incluirlo? ¿Cuál sería el problema?
Argentina tiene que trabajar de cara al Mundial de Brasil 2014. Para eso están las eliminatorias. Hay cinco plazas y aunque los brasileños van a jugarla, ellos ya están clasificados. Uruguay, Chile y Paraguay deberían lograr su lugar. Perú y Colombia buscarán otra plaza y Venezuela intentará clasificar por primera vez. ¿Argentina? No debería tener problemas, pero yendo por este camino de confusiones y contradicciones todo es posible. Basta recordar la trémula clasificación para el Mundial pasado.
La Selección no "da asco", pero no gusta. Está enferma. Comatosa. En estado vegetativo. Hay remedios para curarla y tratamientos para despertarla. Pero hay que empezar ya, Ahora. E ir profundo. Aunque duela. Porque "si 20 años no es nada", 18 deambulando sin rumbo y sin ganar algo si que es mucho. Demasiado.