sábado, 18 de junio de 2011

Queridos Hijos...



De mi mayor consideración:
¿Han conocido alguna vez a alguna persona que pueda ser superhéroe y villano al mismo tiempo? ¿O a alguien cuyas decisiones siempre parezcan equivocadas e injustas? ¿Saben el nombre de un tipo que se preocupe en las horas previas de un examen en el que él no va a ser el examinado? ¿O que se levante corriendo a ver quién tose en la habitación de al lado? ¿Conocen a quién siempre pone el rollo nuevo de papel higiénico en el baño? ¿Tienen idea de quién es el que pregunta si llevan las llaves, el celular, las monedas, etc. etc, etc, cuando van a salir? ¿Lo conocen? No, no. No lo van a encontrar en Google, porque no hay manera de describirlo con precisión.
Esa persona se llama... papá.
Soy yo.
Y soy el malo más malo y el bueno más bueno de sus vidas, por lo menos hasta que conozcan a su esposo/esposa o tengan un jefe en el trabajo.
Siempre me sorprendió que el imbatible Darth Vader se aflojará tanto ante Luke Skywalker y le confesará que era su padre justo cuando estaba por tirarlo a un abismo insondable. ¿Por qué ese hombre enorme, oscuro y medio asmático se quiso complicar la vida de tal manera? ¿No era feliz conquistando planetas y destruyendo civilizaciones? Parece que no. Le faltaba algo en la vida.
Claro que el bueno de Darth se salteó la época de cambiar pañales pegajosos (y de ser puntualmente orinado por sus hijos varones), o de entrar en negocios de vestiditos para tartamudear pidiendo por talles o colores ante vendedoras de sonrisa complaciente, ni le tocó asistir a las melosas reuniones de padres de Salita Naranja en donde todos los hijos son estupendos, inteligentes y emprendedores, y los papis y mamis lucen estupendos, inteligentes y emprendedores... mientras intentan disimular arrugas y ojeras adquiridas en los años recientes por culpa del poco y mal dormir.
Y sin embargo, con el sable láser desenvainado ante el indefenso Luke, el imponente dueño de la Estrella de la Muerte jadeó lastimosamente "I am your father"
¡Qué momento!
¡Pobre tipo!
Bueno, nada, qué se le va a hacer... Lo que yo quería decir en esta carta era que un padre está siempre donde tiene que estar. O lo intenta. Por ejemplo: yo hice la primaria y la secundaria. Y ustedes, mis dos hijos, hicieron la primaria y yo estuve ahí para acompañarlos. Ls suma indica sencillamente que yo pase tres veces por ese lugar infectado de polvo de tiza y aroma a cafe con leche. Y que ya complete otra secundaria "extra" y estoy cursando la tercera. Y que quizás vaya a la Facultad, o haga un curso de depilación española (agghhh), o empiece a trabajar como repositor en un "super" o de "telemarketer", o vaya a saber de qué cosa. ¿Entineden? Lo que ustedes hagan lo voy a hacer yo también. ¿Por qué? Bueno, el señor Spiderman lo definió muy bien: "Un gran poder conlleva una bendición y una maldición". O algo por el estilo (y no me iban a pedir que pusiera la frase en ingles como la de Darth Vader, ¿no?). Y mi poder es estar al lado de ustedes. Siempre. Los padres, estimados hijos, hacemos lo que ustedes hacen. Es nuestra bendición. Y nuestra maldición.
Jugamos con plastilina viendo como nuestros muñequitos se doblan al medio hasta acabar besándose los pies; repasamos mil veces como dividir con decimales sin usar una calculadora: nos reencontramos con las fechas de las batalla de Chacabuco, el Cruce de Los Andes y el Día de la Raza (ahora es el de la Diversidad Cultural, pero como yo compraba Anteojito hace cuarenta años me quedo con el nombre viejo, perdón)
Los papás -varones- corremos con la desventaja de no tenerlos en nuestra panza nueve meses, no podemos parirlos ni darles la teta. No hacemos nada de eso. Al menos hasta esta mañana no se podía, pero la ciencia avnza tanto que...
Entonces, para compensar esta carencia, abrimos un portal mágico (pronunciando las célebres palabras del "Pato" Carret: "Ventanuska, magicuska, dibujaska") y volvemos a ser chicos con ustedes. Y arrancamos de vuelta desde abajo. Jardín, primer grado, segundo, tercero... séptimo, primer año, segundo... Volvemos a leer historietas, miramos dibujitos y nos aprendemos todos los códigos secretos. Por eso adoptamos a Bombón, Burbuja y Bellota, sabemos quién es Calamardo, nos volvemos a reír cuando Moe le pasa el serrucho por el cuello a Curly y hasta nos bancamos hacer una cola kilometrica para ver una versión de La Bella Durmiente en 3D. Lo hacemos porque ustedes lo necesitan.
¿Y saben qué? De a poco vamos descubriendo que nosotros también lo necesitamos. Es cuando sentimos que sube un alerta interno si vemos que están por empezar Los Padrinos Mágicos y todavía no terminamos de acomodarnos para almorzar. O nos llenamos de júbilo al enterarnos que estrenan otra parte de la saga de Harry Potter. Y nos explota el corazón cuando descubrimos que hay un juego para PC en el que Cenicienta lucha contra zombies en un planeta de lava mientras escapa de Depredador y va en busca de una Poquebola que le permita activar la Batiseñal para llamar a Naruto. ¿Captan la idea? Ustedes van creciendo, se van formando y nosotros estamos al lado, en la banquina de sus vidas. Envejecemos con ustedes, pero a la vez nos rejuvenecemos.
Seguramente cuando uno se acerca a los 50 años empieza a considerar cosas que no hubiese hecho o que hubiera encarado de otra manera. En mi caso, seguramente hubiera elegido la misma profesión, el mismo corte de pelo setentoso (jaja), la misma ropa para vestirme, los mismos gustos en comida, libros... ¿Y ser padre? Si, también. No hubiese cambiado eso. No lo cambiaría.
Ha sido (y es) una experiencia que me permitió retroceder en el tiempo sin ayuda de un costoso DeLorean hasta alcanzarlos, tomarlos de la mano y empezar a subir por la escalerita de la vida otra vez. Plastilina, cuentas, principales ríos de Europa, secundaria...
Quizás ahora que escribí esto empiezo a entender un poco a Darth Vader. Aquel tipo despótico, cruel, inflexible, maligno, canalla, traidor, vil, temible, poderoso y manipulador era un Padre de Alma. Como el que todos soñamos ser.

Con afecto

Papá

PD: A ver si alguno se acuerda de cambiar el rollo de papel en el baño, por favor. ¿O tengo que hacerlo siempre yo?

1 comentario:

  1. ¿Cambiar el rollo de papel en el baño? NUNCA! Feliz dia!

    ResponderEliminar