domingo, 17 de julio de 2011

La Selección, ¿da asco?


La Selección no esta muerta. Pero agoniza. Hace ya varios años que se encuentra en un estado vegetativo que plantea esperanzas que se deshilachan patéticamente una y otra vez. Es un coma inducido por errores sucesivos que se superponen. Remedios que enferman, curas "milagrosas" que más tarde resultan inexplicables y generan una pregunta recurrente: "¿ A quién se le ocurrió que...?" Y nunca hay respuesta. El fracaso no tiene padres.
Argentina viene haciendo "sapo" en el ámbito internacional desde 1993. En ese lapso participó de todos los Mundiales y de todas las Copa América a excepción de la de Colombia en 2007 cuando (por la "sensación de inseguridad" que se vivía en tierra cafetera, no se concurrió). En estos 28 años no hubo ni una vuelta olímpica. Desfilaron varios técnicos (Basile, Passarella, Bielsa, Pekerman, Basile de nuevo, Maradona, Barista) y cientos de jugadores.
¿Resultados? Nos volvimos en la primera ronda del Mundial Corea-Japón del 2002, jugamos dos finales de Copa América -ambas perdidas ante Brasil-, Bolivia nos goleó 6-1 en la última eliminatoria y Alemania nos despachó con un sonoro 4-0 de Sudáfrica 2010.
En varios de estos ciclos estuvieron Verón, Riquelme, Ayala, Zanetti, Samuel, Mascherano, Carrizo, Agüero, Tevez, Palermo, Sorín, Abbondancieri y Messi por nombrar de los más exitosos de los últimos tiempos. Exitosos en sus clubes. ¿Intocables allí? Puede ser. ¿Indiscutibles allá? Puede ser. Acá no.
Nadie es (nadie debería ser) intocable o indiscutible en la Selección Argentina. Y menos luego de ser eliminado en el cuarto partido de una Copa América organizada en el país, con el apoyo local de los hinchas, con el plantel completo de jugadores que el técnico quería y con el tiempo de entrenamiento que el mismo DT solicitaba. Desde este costado todo es cuestionable y todos podemos cuestionar.
Empecemos por Sergio Batista. Hay una larga cola de críticos para el "Checho". El entrenador perdió el rumbo muy pronto. Más precisamente unos días antes de arrancar la Copa América cuando sostuvo que Carlos Tevez no estaba en sus planes y después no solo lo terminó convocando sino que le dio lugar en el once titular. Tevez desentonó como la mayoría de sus compañeros y acabó poniéndole la lápida a Argentina en el torneo al fallar su tiro penal en la definición ante Uruguay. Claro, la "culpa" de esta contradicción no va a ser de los hinchas que pidieron por el "Apache". La carga Batista, obvio. ¿Otra muestra de desconcierto?. El entrenador empezó creyendo en Messi como delantero, pero tras los dos empates iniciales, acabó dándole rol de armador para meter a Gonzalo Higuaín en cancha. Da para pensar si es Batista o no quien toma decisiones tan opuestas en el margen de días después de sostenerlas como valores intocables durante sus ruedas de prensa.
Otra cosa que habría que preguntarle a Batista es ¿para que se arman partidos con una Selección "local" si luego solo se convocan a Carrizo -del descendido River, y con actuaciones no muy meritorias- y a Marcos Rojo -"culpado" tácitamente por el empate ante Bolivia y "borrado" del equipo titular desde entonces?. ¿No había lugar en este equipo para Diego Valeri (desafectado de la lista final sobre la hora), Juan Manuel Martínez, Federico Fernández, Enzo Pérez, Paulo Ferrari, Silvio Romero, Mauricio Sperdutti, Facundo Parra... Si, si. Ya sé. Cuando pasan estas cosas, los que no juegan son mejores que los que jugaron. Pero, honestamente, ¿no se podía probar? ¿Era mas complicado para Parra que para Lavezzi meterle un gol a Bolivia? ¿No podía el "Burrito" Martínez desbordar a los costarricenses? ¿Ferrari no habría aportado algún desborde por su lateral ante Uruguay? ¿Valeri no podría haber jugado de igual a igual contra los colombianos?
Y ya que estamos con los jugadores... ¿No hay un marcador de punta que pueda jugar en lugar de Javier Zanetti? ¿No es hora de relegar a Javier Mascherano? ¿Porque Argentina juega con una dupla central (Nicolás Burdisso-Gabriel Milito) que alimenta las esperanzas rivales generando infracciones innecesarias y toscas? ¿Quién le metió en la cabeza a Angel Di María que al futbol hay que jugar rápido, sin pausa y sin pensar? Es hora de cambiar sin que esto signifique el comienzo de una etapa polémica o una crisis. Debe iniciarse ya un proceso natural de renovación. Con los nombrados, y algunos otros, ya se probó que Argentina no va a ningún lado. Hace falta una nueva base. Está ya tiene carcomidos los cimientos de la confianza.
Si sigue o no Batista es la primera clave. Ya se oyen reclamos y nombres para sucederlo: Carlos Bianchi va de nuevo al tope. Alejandro Sabella, Ramón Díaz, Américo Gallego, Edgardo Bauza... La lista de siempre, con algunos nombres nuevos. Pero el paso siguiente para lo que viene es cambiar. De a poco si se quiere. pero cambiar. En diciembre no pueden haber en la formación titular siete jugadores que hayan arrancado el partido del sábado ante Uruguay. Si eso pasa, seguiremos mal.
Quiero terminar hablando de Messi. No creo que sea justo caerle a él como exclusivo responsable en el contexto de un equipo que no funciona. Pero, sin dudas, tiene su cuota-parte en este fracaso. Haber brillado contra una imberbe selección de Costa Rica no disculpa su apatía ante Colombia ni su opaca actuación en el debut ante los bolivianos. El primer tiempo contra Uruguay debe haber sido de lo mejor que hizo con la camiseta celeste y blanca. Pero después volvió a lo de siempre. ¿Y qué es lo de siempre? La tozudez de querer gambetear él solo a todos los rivales, al árbitro y sus asistentes, a los reporteros gráficos y a los que están en la Platea Baja Sur. No se puede, nene. Sudamérica no es Europa. Acá no hay tantas concesiones en la marca. En algún momento un rival se planta como una columna de alumbrado y adiós slalom.
Messi tampoco tiene la culpa del periodismo que lo señala como la gran figura, pero le disculpa errores descargándolos en los otros. Esa condición de Messi-dependientes, este periodismo militante que lo enfoca permanentemente o destaca detalles absurdos acerca de él, ha empezado a generar una ola de rechazo que termina descargándose en el rosarino. ¿Un ejemplo?. En determinado momento de la transmisión por Telefe del partido ante Uruguay, Marcelo Benedetto intervino desde el campo de juego con tono apremiante: "¡Pidió agua!" Fernando Niembro, con tono cándido (tal vez sospechando la respuesta) dio el pie: "¿Quién?" "¡Messi. Pidió una botella de agua porque tenía la boca seca", remató exultante el periodista al borde de la cancha. En fin... Esto no ayuda. Tampoco agrega nada al desbarajuste en que las selección parece metida. Pero si la discusión por Messi se queda en si canta el himno o si estuvo bien que se sacase una foto con la camiseta española, también estamos perdidos. La discusión debe ser, de una vez por todas, ¿sirve que Messi venga a jugar a un equipo en el que no encuentra lugar? Porque el fondo de la cuestión es esa: ¿dónde ponerlo? ¿Adelante? ¿a la izquierda? ¿Como "10" clásico? Perdonen pero necesito agregar una reflexión: cuando Maradona jugaba nadie tenía dudas del lugar en la cancha que debía ocupar. Después, por ahí no jugaba bien o Argentina perdía. Pero sabíamos dónde estaba Diego en cancha. Con Messi todavía estamos buscando donde ponerlo, con quien ponerlo... ¡Basta, viejo! ¿Hasta cuándo? ¿Por qué no armar el equipo, hacerlo rodar un año y después incluirlo? ¿Cuál sería el problema?
Argentina tiene que trabajar de cara al Mundial de Brasil 2014. Para eso están las eliminatorias. Hay cinco plazas y aunque los brasileños van a jugarla, ellos ya están clasificados. Uruguay, Chile y Paraguay deberían lograr su lugar. Perú y Colombia buscarán otra plaza y Venezuela intentará clasificar por primera vez. ¿Argentina? No debería tener problemas, pero yendo por este camino de confusiones y contradicciones todo es posible. Basta recordar la trémula clasificación para el Mundial pasado.
La Selección no "da asco", pero no gusta. Está enferma. Comatosa. En estado vegetativo. Hay remedios para curarla y tratamientos para despertarla. Pero hay que empezar ya, Ahora. E ir profundo. Aunque duela. Porque "si 20 años no es nada", 18 deambulando sin rumbo y sin ganar algo si que es mucho. Demasiado.

sábado, 18 de junio de 2011

Queridos Hijos...



De mi mayor consideración:
¿Han conocido alguna vez a alguna persona que pueda ser superhéroe y villano al mismo tiempo? ¿O a alguien cuyas decisiones siempre parezcan equivocadas e injustas? ¿Saben el nombre de un tipo que se preocupe en las horas previas de un examen en el que él no va a ser el examinado? ¿O que se levante corriendo a ver quién tose en la habitación de al lado? ¿Conocen a quién siempre pone el rollo nuevo de papel higiénico en el baño? ¿Tienen idea de quién es el que pregunta si llevan las llaves, el celular, las monedas, etc. etc, etc, cuando van a salir? ¿Lo conocen? No, no. No lo van a encontrar en Google, porque no hay manera de describirlo con precisión.
Esa persona se llama... papá.
Soy yo.
Y soy el malo más malo y el bueno más bueno de sus vidas, por lo menos hasta que conozcan a su esposo/esposa o tengan un jefe en el trabajo.
Siempre me sorprendió que el imbatible Darth Vader se aflojará tanto ante Luke Skywalker y le confesará que era su padre justo cuando estaba por tirarlo a un abismo insondable. ¿Por qué ese hombre enorme, oscuro y medio asmático se quiso complicar la vida de tal manera? ¿No era feliz conquistando planetas y destruyendo civilizaciones? Parece que no. Le faltaba algo en la vida.
Claro que el bueno de Darth se salteó la época de cambiar pañales pegajosos (y de ser puntualmente orinado por sus hijos varones), o de entrar en negocios de vestiditos para tartamudear pidiendo por talles o colores ante vendedoras de sonrisa complaciente, ni le tocó asistir a las melosas reuniones de padres de Salita Naranja en donde todos los hijos son estupendos, inteligentes y emprendedores, y los papis y mamis lucen estupendos, inteligentes y emprendedores... mientras intentan disimular arrugas y ojeras adquiridas en los años recientes por culpa del poco y mal dormir.
Y sin embargo, con el sable láser desenvainado ante el indefenso Luke, el imponente dueño de la Estrella de la Muerte jadeó lastimosamente "I am your father"
¡Qué momento!
¡Pobre tipo!
Bueno, nada, qué se le va a hacer... Lo que yo quería decir en esta carta era que un padre está siempre donde tiene que estar. O lo intenta. Por ejemplo: yo hice la primaria y la secundaria. Y ustedes, mis dos hijos, hicieron la primaria y yo estuve ahí para acompañarlos. Ls suma indica sencillamente que yo pase tres veces por ese lugar infectado de polvo de tiza y aroma a cafe con leche. Y que ya complete otra secundaria "extra" y estoy cursando la tercera. Y que quizás vaya a la Facultad, o haga un curso de depilación española (agghhh), o empiece a trabajar como repositor en un "super" o de "telemarketer", o vaya a saber de qué cosa. ¿Entineden? Lo que ustedes hagan lo voy a hacer yo también. ¿Por qué? Bueno, el señor Spiderman lo definió muy bien: "Un gran poder conlleva una bendición y una maldición". O algo por el estilo (y no me iban a pedir que pusiera la frase en ingles como la de Darth Vader, ¿no?). Y mi poder es estar al lado de ustedes. Siempre. Los padres, estimados hijos, hacemos lo que ustedes hacen. Es nuestra bendición. Y nuestra maldición.
Jugamos con plastilina viendo como nuestros muñequitos se doblan al medio hasta acabar besándose los pies; repasamos mil veces como dividir con decimales sin usar una calculadora: nos reencontramos con las fechas de las batalla de Chacabuco, el Cruce de Los Andes y el Día de la Raza (ahora es el de la Diversidad Cultural, pero como yo compraba Anteojito hace cuarenta años me quedo con el nombre viejo, perdón)
Los papás -varones- corremos con la desventaja de no tenerlos en nuestra panza nueve meses, no podemos parirlos ni darles la teta. No hacemos nada de eso. Al menos hasta esta mañana no se podía, pero la ciencia avnza tanto que...
Entonces, para compensar esta carencia, abrimos un portal mágico (pronunciando las célebres palabras del "Pato" Carret: "Ventanuska, magicuska, dibujaska") y volvemos a ser chicos con ustedes. Y arrancamos de vuelta desde abajo. Jardín, primer grado, segundo, tercero... séptimo, primer año, segundo... Volvemos a leer historietas, miramos dibujitos y nos aprendemos todos los códigos secretos. Por eso adoptamos a Bombón, Burbuja y Bellota, sabemos quién es Calamardo, nos volvemos a reír cuando Moe le pasa el serrucho por el cuello a Curly y hasta nos bancamos hacer una cola kilometrica para ver una versión de La Bella Durmiente en 3D. Lo hacemos porque ustedes lo necesitan.
¿Y saben qué? De a poco vamos descubriendo que nosotros también lo necesitamos. Es cuando sentimos que sube un alerta interno si vemos que están por empezar Los Padrinos Mágicos y todavía no terminamos de acomodarnos para almorzar. O nos llenamos de júbilo al enterarnos que estrenan otra parte de la saga de Harry Potter. Y nos explota el corazón cuando descubrimos que hay un juego para PC en el que Cenicienta lucha contra zombies en un planeta de lava mientras escapa de Depredador y va en busca de una Poquebola que le permita activar la Batiseñal para llamar a Naruto. ¿Captan la idea? Ustedes van creciendo, se van formando y nosotros estamos al lado, en la banquina de sus vidas. Envejecemos con ustedes, pero a la vez nos rejuvenecemos.
Seguramente cuando uno se acerca a los 50 años empieza a considerar cosas que no hubiese hecho o que hubiera encarado de otra manera. En mi caso, seguramente hubiera elegido la misma profesión, el mismo corte de pelo setentoso (jaja), la misma ropa para vestirme, los mismos gustos en comida, libros... ¿Y ser padre? Si, también. No hubiese cambiado eso. No lo cambiaría.
Ha sido (y es) una experiencia que me permitió retroceder en el tiempo sin ayuda de un costoso DeLorean hasta alcanzarlos, tomarlos de la mano y empezar a subir por la escalerita de la vida otra vez. Plastilina, cuentas, principales ríos de Europa, secundaria...
Quizás ahora que escribí esto empiezo a entender un poco a Darth Vader. Aquel tipo despótico, cruel, inflexible, maligno, canalla, traidor, vil, temible, poderoso y manipulador era un Padre de Alma. Como el que todos soñamos ser.

Con afecto

Papá

PD: A ver si alguno se acuerda de cambiar el rollo de papel en el baño, por favor. ¿O tengo que hacerlo siempre yo?

jueves, 5 de mayo de 2011

INVENTOS PARA TODOS


No es fácil vivir en Argentina... Bueno, en el resto del mundo tampoco. Pero nosotros estamos acá y entonces nos parece que las dificultades caseras son peores que las del resto del planeta. Somos así. Los mejores. Y con los mejores (y más grandes) problemas.
Es por eso que necesitamos mejorar nuestra calidad de vida para volverla más tolerable a estos padecimientos cotidianos que nos torturan. ¿Y cómo hacerlo? Con ayuda de la ciencia. Los científicos argentinos están trabajando para que tengamos una vida feliz, libre de inconvenientes, en la que los obstáculos del día a día sean salvados con eficacia. Para ello han desarrollado estos dispositivos que muy pronto saldrán a la venta en el flamante programa "Ciencia para todos". Pasen y vean, pues...

El Piquetometro: Antes nos levantábamos preocupados por saber la temperatura, si iba a llover o si hacía frio. Ahora nuestras cuitas pasan por averigüar si alguna movilización convertirá en un caos el tránsito en la zona de Congreso, o si un grupo de gente está quemando neumáticos en medio de la Panamericana, o si la terminal de omnibus de Ascochinga está bloqueada. La solución ya está inventada: El Piquetometro. Este aparato se conecta al televisor y va recolectando la información de todos los "bolonquis" gremiales, sociales y educativos que se producen minuto a minuto. Gracias a su original software puede procesar el grado de conflictividad de cada situación y establece probabilidades acerca de medidas de fuerza a tomar. Por ejemplo: "Alerta en subtes. Podrían parar todas las líneas de 14 a 18" o "Trabajadores de una fabrica cortarían la ruta 8 desde el mediodía" o "Aumenta la posibilidad de una toma en la Escuela Nª 878". De esta manera un rápido vistazo a nuestro Piquetometro nos permitiría saber a cuántas cuadras de nuestro destino nos va dejar el colectivo o si hace falta llevar el buzo antiflama para viajar en el tren. ¿Un inconveniente? La entrega de Piquetómetros está demorada por un reclamo salarial.

Anteojos de PBC: No, no. No hay un error ortográfico porque no hablamos del material conocido como PVC. Sino que se trata de anteojos de PBC (Precios Bajos Constantes). Estos lentes sirven para usarse cuando uno va de compras al supermercado. Mediante un ingenioso (y secreto) tratamiento, los precios altos se filtran en sus cristales y son notoriamente reducidos. De esta manera nadie tendrá necesidad de ir hasta el Mercado Central para comprar las baratas milanesas que se consumen en la Casa Rosada. En la carnicería de la otra cuadra, señora, usted encontrará el mismo precio... siempre y cuando use los Anteojos de PBC. Además, cuando pague, usted "verá" que esta abonando con billetes de 2 y 10 pesos y no con 50 o 100. Es decir: aunque la compra sume 387 pesitos, le parecerá haber abonado apenas 27. Recomendación: No los use cuando cobra el sueldo o la jubilación.

Es-Ta-Fa: Caso 1: Llegamos a la oficina y encaramos al grupo de compañeros que están charlando animadamente (suponemos) acerca del último gol de Messi. Pero no. Hablan de Cristián U. "¿Quién es? ¿El que va a reemplazar a Falcioni?", pensamos mientras intentamos escondernos detrás de la máquina de café. Caso 2: Nos encontramos con una amiga y lo primero que nos pregunta es si vimos lo que le paso al flamante marido de Karina Jelinek. El alma se nos va al piso. Cualquier expectativa de "ser más que amigos" empieza a derrumbarse. Para eso llego Es-Ta-Fa (Escandaletes-Talentudos-Famosoides). Este aparatito se conecta a la PC y va cargándose con toda la información sobre mediáticos, cholulos, modeliitos, actrices veteranas en decadencia, infidelidades, amoríos escabrosos y cuanto reality ande dando vuelta. Después solo habrá que insertarse el dispositivo en la nuca (duele, si... pero vale la pena) y de inmediato toda esta banal información será descargada en las zonas libres de nuestro cerebro. Semejante caudal nos permitirá hablar de Gran Hermano, Bailando por un Sueño, Talento Argentino, Intrusos, In Fama, y cualquier otra cholulada como si nos interesase realmente. Contraindicación: El uso habitual puede generar adicción y efectos secundarios nocivos como babeo y sonrisa bobalicona permanente.

Trductr d msm adlsctes: ¿Faltan letras? ¿Esta escrito en yugoslavo? No. Nada que ver. Es el Traductor de Mensajitos Adolescentes. Un dispositivo ideal para quienes tienen hijos con los que se comunican vía celular durante el día. "T Kiero" "M vy al Cne c Maru", Regamel potus. Salu2", son algunos de los mensajitos habituales. Para no generar dudas y evitar tener que repreguntar tres veces que nos quieren decir, se emplea este aparatito capaz de leer y poner en castellano las más exóticas frases. ¿Problemas? Algunos se traban ante definiciones como "XD" o ":)"

Si pese a estos inventos argentinos nuestra vida sigue siendo miserable... es porque nos gusta quejarnos de todo.

sábado, 12 de marzo de 2011

MIS FRASES FAVORITAS


Siempre fui una rata de biblioteca. O de archivo.
Mi pasión por leer es bien conocida por la mayoría de ustedes. Por eso ni hace falta decirles que el terror, lo policial y la ciencia ficción figuran en el podio de mis preferencias.
De todos modos mi "locura" por la lectura me llevo a otras fuentes y alimentó también mucho de mi vida profesional. Hoy día cuento en casa con un variado archivo de recortes que abarcan no solo el deporte sino también la ciencia, la historia, la biología y muchísimos temas más. Esta colección, de la cual les comentaré en otro encuentro, sigue creciendo. Y debo decir con orgullo que mis hijos usaron varias veces material sacado de estos sobres de papel madera para sus tareas escolares. Pero volvamos a los libros...
¿Qué sacó de leer tanto? Entretenimiento. Riqueza (espiritual, obvio). Cultura. Frases. ¿Frases? Si, frases.
Mientras leo, si me encuentro con una frase que me gusta, la copió. La vuelco en un cuaderno y la guardo. Incluso si hay un párrafo que me llama la atención, que me "atrapa", lo apuntó allí. ¿Por qué? Porque soy un coleccionista, y los coleccionistas no pueden explicar el origen de su actividad. Lo hacen y punto.
En este "Mate con cremona" volcaré algunas frases y párrafos que me han gustado, para compartirlos con ustedes. Por supuesto van a descubrir un par de cosas particulares sobre este tema. Uno, algunos lo sospechan, varias están extraídas de libros escritos por Stephen King. Es mi escritor favorito. De alguna manera puede que esta pequeña muestra sirva para que vean que King no solo goza narrando como los intestinos se enganchan en el pie de alguien y lo hacen tropezar o como un tenedor revienta el globo ocular de otra persona. Verán que describe otras cosas. Y muy bien.
Lo segundo que van a descubrir es que alguna frase no tendrá sentido. Eso pasa. A mi alguna de éstas me conmocionó cuando la leí digamos, seis años atrás, y hoy día no representan nada especial. Eso pasa. Pero aún cuando hoy hayan perdido fuerza, las quiero compartir con ustedes. Quizá les sirva, los ayude, los oriente o les arranque una sonrisa o un movimiento afirmativo de cabeza. Si alguna lo hace, habrá cumplido su misión.
Espero que las disfruten:


"Todos saben como vencer al dolor salvo quien lo padece"
(Mucho ruido y pocas nueces - William Shakespeare)

"Es posible que tres personas guarden un secreto si dos de ellas están muertas"
(Benjamin Franklin)

"Todo es más difícil cuando es real. Es entonces cuando te ahogas. Cuando es real"
(It - Stephen King)

"No hay buenos amigos. No hay malos amigos. Solo hay personas con las que uno quiere estar, necesita estar. Gente que ha construido una casa en nuestro corazón"
(It - Stephen King)

"Con frecuencia acontece que rostros bellos ocultan almas viles"
(Ben Johnson)

"Esperar lo mejor pensando en lo peor"
(Anónimo)

"Este lugar inhumano hace monstruos humanos"
(El resplandor -Stephen King)

"A veces la vida es tan chistosa que te tienes que reír"
(Bolores Claiborne -Stephen King)

"No son las tragedias las que marcan nuestras vidas, sino las decisiones que tomamos después de ellas"
(Anónimo)


"Puede que aún falte mucho para el amanecer, pero no hay ninguna ley que nos prohiba hablar en la oscuridad"
(Kenneth Patchen)

"Si no aprendemos a vivir acompañados, entonces moriremos solos"
(Anónimo)

"Todas las flores de la primavera se citan para perfumar nuestro entierro"
(John Webster)

"Llegarás hasta aquí, no más allá"
(Job 38.11)

" -¿En qué pensabas? -preguntó Julia
-En los ciegos -dijo Juan -¿Cómo soñarán los ciegos?
.Mirá las cosas que se te ocurren. Como nosotros.
-No. Te hablo de los ciegos de nacimiento. Esos que nunca vieron nada, ¿qué se les aparecerá en los sueños?
-Pensás cada cosa. Que importa lo que se les aparezca, si ellos no lo ven"
(Frente de Tormenta - Vicente Batista)

"Así es como seguimos adelante: un día a la vez, una comida por vez, un dolor por vez, una respiración por vez. Los dentistas hacen un tratamiento de conducto por vez, los astilleros reparan un caso por vez. Si escribes libros, redactas una página por vez. Volvemos la espalda a lo que sabemos y a lo que tememos. Estudiamos catálogos, miramos partidos de fútbol, contamos los pájaros que hay en el cielo y nos apartamos de la ventana al oír unos pasos detrás. A veces las nubes parecen cosas diferentes -peces, unicornios y jinetes- pero de hecho son solo nubes, y concentramos nuestra atención en la comida siguiente, el dolor siguiente, la página siguiente. Así es como seguimos adelante"
(Un saco de huesos -Stephen King)

viernes, 18 de febrero de 2011

Triciclos y camioncitos



Han desaparecido.¿Se extinguieron?. ¿Dejaron de ser moda? ¿Fueron reemplazados?.En algún recodo del camino del tiempo quedaron estacionados. Juntando el moho del olvido.
Los autos, camiones o colectivos atados en el extremo de un hilito y que eran alegremente arrastrados por las veredas y plazas ya no están. Ya no acompañan a los chicos, ni torturan el paso de los adultos. Recuerdo haberme tropezado, por última vez con alguno hace unos treinta años atrás. Eran tiempos en los que cualquier distraído quedaba enganchado entre la mano del nene y el juguete, por una cuerda casi invisible.
Y claro, me veo a mi mismo seleccionando entre un camioncito volcador de chapa o una auto "Duravit" para acompañar a mi mamá al mercado. Aquella ceremonia de elegir tenía tanta importancia como la de escoger una remera o un pantalón cosas que, en aquellos años nunca correspondían a los chicos.
Después, en la calle, sobrevenían los problemas habituales de este particular estilo de tránsito. Mirar a cada rato para atrás a ver si el autito seguía sobre sus cuatro ruedas o avanzaba arrastrándose penosamente de costado. Vigilar que nadie lo patease o se enganchase con el cordel. Tratar de hacerlo pasar sobre charcos de agua y recortes de césped evitando las "caquitas" de perros y la trampa de las alcantarillas que pudieran acabar engullendo a nuestro seguidor compañero.
Cruzarse con otro "conductor" era todo un acontecimiento. Mirábamos recelosos el vehículo ajeno y después hinchábamos el pecho y le imprimíamos mayor velocidad a nuestro paso buscando impresionar al rival.
Para cruzar una calle había dos opciones. La más inaceptable era alzar el juguete y cruzarlo como si fuese un perro faldero. Esta maniobra violaba nuestra imaginación. No la tolerábamos. Para nosotros el camioncito era un camión. Y tenía que seguir andando sobre el piso. Si lográbamos nuestro propósito, debíamos agacharnos para bajarlo al asfalto y luego subirlo de nuevo a la vereda. Los que venían caminando detrás nuestros, chochos con aquellas obligadas frenadas en seco...
Sin embargo, lo peor que nos podía pasar era que no hubiese hilo en la casa. Ni el de la envoltura de unos ravioles, ni uno viejo de la Navidad pasada. Ni un mísero piolín. Ni un viejo cordón de zapatillas. Eso frustraba nuestros planes de raíz y sobrevenía el berrinche y una complicada negociación entre los adultos y nosotros. Todo terminaba cuando se acordaba la aplicación del Plan B: salir con el triciclo.
El triciclo... Otro dinosaurio extinguido de nuestra niñez. ¿Quién no aceleró alocadamente por las veredas desiguales generando melodías entre las ruedas y las baldosas? Manejábamos el triciclo sin mirar demasiado. Concentrados en la vereda que pasaba por debajo nuestro, desatentos a cualquier obstáculo (peatones incluidos) que se atravesaban en nuestro camino. ¿Habrá sido una escuela de conductores? Es probable. Muchos manejan autos hoy como si todavía montasen el triciclo y la mano de mamá bajase para ayudarlos a doblar o detenerse...
En la plaza eran inevitables las "picadas" entre dos o más triciclos. Para terror de palomas y jubilados, surcábamos las veredas a toda velocidad, siempre al borde de caernos de cara al piso, perdiendo zapatillas en el pedaleo o enganchando ruedas y generando accidentes de entre los que salíamos llorosos y con rodillas raspadas. Los "tricicleros" eramos rivales, pero también socios en la angustia y la envidia cuando frente a nosotros aparecía algún karting y su conductor, nos miraba con desdén mientras nos dejaba atrás solo preocupado en pedalear y no tanto en mantener el equilibrio.
Hace un par de semanas, caminando por Parque Centenario me encontré en un puestito de compra-venta con un camioncito volcador como el que yo tenía. Rojo, con el volquete amarillo, la chapa un tanto doblada y picada, con las ruedas negras, con un círculo interior pintado de blanco... Les explique a mis hijos y, claro, me miraron extrañados. Había en sus rostros una mezcla de incredulidad, pena. y aburrimiento. Ellos están convencidos que hubieran muerto de hastío si hubiesen nacido como yo en 1963 cuando la palabra internet no existía y el único que tenía computadora era el Batman de Adam West
Creo que no se extinguieron. Ni fueron reemplazados. No. Los camioncitos y los triciclos fueron olvidados. Eran una tradición que pasaba de generación en generación y la nuestra simplemente no la trasladó a sus hijos. Entonces, para ellos, escucharnos hablar de tales juguetes y costumbres resulta tan curioso como cuando les contamos que antes, para cambiar el canal del televisor, había que pararse y darle la vuelta a un sintonizador. Ciencia Ficción... pero al revés. "¿Cinco canales nada más?", preguntan asombrados. "Si, y a las doce y media de la noche se terminaba y no empezaba hasta las siete de la mañana siguiente?", rememoramos.
No lo pueden creer.
Bueno, ellos, de todos modos, también se van alejando del televisor. Poco a poco la web está desplazando a otro gran amigo de nuestra infancia. Seguramente sus hijos les preguntarán un día "¿Qué monitor tan raro?" Y ellos -nuestros hijos de hoy, los padres de mañana- deberán explicarles que ese "monitor" es un Sony de 29 pulgadas con el que se veían 79 canales. No creo que terminen de exponer toda la idea. Escucharan una carcajada o, simplemente, verán que ya no les están prestando atención.
Está bien.
Se lo merecen.

miércoles, 19 de enero de 2011

Un año



Ya pasó un año.
Parece mentira, ¿no?
Hace un año ya que no estamos juntos. Un año sin miradas que se cruzan. Un año sin que mis dedos recorran tu silueta reconocible. Un año entero sin que te haga reír, llorar, gritar...
Un año.
Son otros los dedos que ahora te tocan ávidos y voraces. Otras manos las que te moldean como yo lo hacía. Son voces diferentes las que te susurran al oído sacándote una carcajada o una reflexión.
¿Extrañas mis caricias? ¿Son mejores las de ahora? ¿Cómo te suenan las voces nuevas? ¿Dulces? ¿Seguras? ¿Implacables? ¿Estás mejor ahora que cuando estábamos juntos?
No. No, por favor. No me respondas. No soportaría saber que te sentís mejor. O que estás peor.
Nos quedan amigos en común que me cuentan cosas de vos. Si, ya sé... A veces no puedo evitar preguntarles. Y cuando no lo hago, ellos deben adivinar en mi mirada, en mis gestos, en el tono con que les hablo, que quiero saber algo sobre vos. Tener noticias tuyas, aunque no sean recientes.
Ellos, estos fieles camaradas que acompañaron mi martirio, que comparten conmigo este exilio, me cuentan. De a poco, como si tuviesen miedo de decir mucho. Van soltando palabras mientras tantean mi expresión. Son ellos quienes pintan en mi imaginación escenas nuevas y a la vez reconocibles. Yo intercaló algún comentario. Por ahí hasta me río. Pero por dentro me voy rompiendo. Como un jarrón golpeado al que le ha surgido una "arañita" escondida entre las filigranas y los dibujos. Cada día, imperceptiblemente, esa fisura se convierte en grieta y un día...
Pero no. No va a pasar.
Tengo fuerzas para seguir y vos tenes fuerzas para seguir. ¿O sufrís mi ausencia? ¿Si? ¿No? Es otra cosa que no quiero saber. No cambiaría nada. Ambos sabemos que ni yo voy a volver ni vos me vas a pedir que vuelva. ¿Podrías pedírmelo acaso? Imagino que no. Y si pudieras, si una lámpara maravillosa e improbable te diese la chance de pedir un deseo creo que pensarías desear mi regreso. Pero no lo pedirías. Para no agrandar la herida. Para no agrandar la "arañita"...
Tengo que confesarte algo. Todas las mañana te busco. Mis ojos recorren casi con desesperación esos lugares en donde antes nos veíamos, nos encontrábamos... Pero ahora, apenas te localizo, apenas me aseguro que estás, apartó la vista y me voy. No miró más. No necesito más. Ni me fijo si te seguís poniendo aquel rojo chillón tan llamativo o si mantenés el azul y amarillo con el que te engalanabas casi todos los lunes...
Paso un año para mi. Pasó un año para vos.
No te he olvidado, Crónica.
¿Y vos?

lunes, 3 de enero de 2011

Enero, el Peor de Todos


Acá estamos. Bajo la implacable democracia del sol que nos achicharra a todos por igual. Soportando la térmica -que subraya las pantallas de televisión en un furioso rojo que anuncia 38- y la otra térmica, la que dos por tres salta porque el ventilador del abuelo hizo pasar los modestos límites de consumo previstos para la casa.
Este es enero. Enero. El mes más largo del calendario anual.
Es mentira que tenga 31 días. Enero tiene, por lo menos 45... En parte porque compensa los 15 de menos que tiene diciembre. Ese diciembre que siempre aparece regado de bondad y sonrisas, ese diciembre que nos imaginamos envuelto en celofán brillante, con un moño encima. Un mes chico, que dura solo hasta el 20. Después entramos en una vorágine de saludos, encuentros, llamados, mensajitos, chateos, salidas apresuradas a comprar algo, abrazos con vecinos a quienes ni miramos el resto del año.
Diciembre saca lo mejor de nosotros. Sentimientos enmohecidos por culpa de piquetes, aumentos, problemas laborales y/o conyugales, frustraciones... Pero, de repente, diciembre se va con su alegría a otra parte y nos deja en manos de enero.
No es difícil imaginar a enero como un tipo grandote, con una musculosa que permite ver brazos enormes y cargados, tronándose los dedos mientras sonríe con una boca demasiado llena de dientes. Enero nos mira con ojos inyectados de falsa bondad, con ojos que anticipan el calvario a sufrir por quienes no pactaron sus oportunas vacaciones para huir de él.
En un par de horas enero nos devuelve el malhumor anual que el bondadoso diciembre licuó entre frizze y sidra. Hay menos gente en las calles, si. Pero el ritmo es lento, cansino. Agobiados por la temperatura y porque el cuerpo parece estar atado a un ancla clavado en el asfalto, nos deslizamos penosamente por entre restos de bengalas, bolsitas vacías de maní con chocolate, restos duros de pan dulce y otros descartes post fiestas. Hay gruñidos, miradas torvas, pocos levantan la cabeza, nadie saluda al vecino. ¿Sonrisas? No. ¿Palmadas en la espalda? Nada.
Enero castiga demoledor anunciando el año que ya empezó. "¿Buen fin y mejor principio?", se ríe con un vozarrón que quiebra nuestros nervios como cristal fino. "¿Qué se cumplan todos tus proyectos?", se burla agitando una copa invisible en el aire.
Las hojas diarias de nuestras agendas ya están llenas de compromisos. Hay tachaduras, enmiendas, flechas que suben y bajan, subrayados, recuadros, remarques en amarillo flúo. Enero ya está en marcha. Y nosotros caminamos delante de él, mirando cada tanto por sobre el hombro, inquietos y asustados. Enero. El peor de todos. Llegó para quedarse. Y como pasa con algún pariente, no se sabe bien cuándo se irá...