lunes, 18 de octubre de 2010

El rescate "a la Argentina"


No me digan que no. En la medianoche del martes 12 y el comienzo del miércoles 13, muchos nos pegamos al televisor para ver el rescate de los mineros chilenos. En vivo y en directo. Con audio trasandino matizada por comentarios de enviados especiales argentinos que estaban tan lejos del la base de operaciones como los mismos candidatos a ser rescatados.
Cuando la "Fénix 2" inició su primer descenso, llevando a uno de los rescatistas, ¿qué esperaban? ¿Qué se trabará? ¿Qué se cortase la soga? ¿Qué el pasajero empezará a gritar pidiendo que lo suban de nuevo? Bueno, no. No pasó nada. Llegó al fondo, lo vimos ser recibido por los trabajadores atrapados y luego intercambiar su lugar con el minero elegido para ser izado. Y cuando éste empezó su recorrido hacia la superficie... ¿no surgían de nuevo aquellas dudas? Pero no. El morbo involuntario que todos llevamos adherido al ADN se tuvo que ir a dormir. No hubo terremoto, la soga resistió, la cápsula nunca salió abollada, ningún minero saltó a tierra vomitando o con un ataque de pánico o intentado agredir a los que lo ayudaron a subir.
El rescate se prolongó sin novedades. Y lo natural fue que tras el tercer o cuarto minero izado, muchos televisores se apagaron. Claro, había que ir a dormir. Pero también lo que pasaba era que, justamente, "no pasaba nada". ¿La prueba? Al día siguiente los canales de noticias seguían mostrando el operativo en la mina San José, pero el rating ya no era tan alto como en las primeras dos horas.
No tengo dudas acerca que en Argentina este rescate hubiese tenido otros condimentos. Mas autóctonos. Mas interesantes y mediáticos. Por ejemplo...
* Apenas se produjo el derrumbe, hubiese habido cortes de accesos a Capital Federal como medida de protesta y solidaridad con los accidentados.
* De inmediato una marcha a la mina hubiese terminado con incidentes en los que las instalaciones habrían sido destruidas.
* Paralelamente las oficinas de la empresa minera serían tomadas por organizaciones sociales, estudiantes secundarios (con títulos oficiales de "tomadores") y otros grupos siempre deseosos de movilizarse.
* Portavoces del gobierno hubieran asegurado que "hay una sensación de que algunos mineros quedaron atrapados bajo tierra". Vía twitter, claro.
* El Indec aseguraría que no son 33 sino 16 los mineros atrapados.
Pese a todo, supongamos que encontraban que los mineros estaban vivos. Entonces hubiese sucedido esto:
* Cortes en los accesos a Capital para festejar el hallazgo.
* Una nueva marcha a la mina. Nuevos incidentes.
* La toma en la empresa minera se mantiene.
* Un exitoso programa de TV muda a sus bailarines mediáticos para que discutan y dancen junto a las perforadoras mientras se inician los operativos de rescate.
Y, por fin, cuando comienzan a ser sacados del interior de la tierra...
* Cortes de calles hasta que salga el último minero.
* La toma en la empresa no se levanta hasta que el último minero no cobre su sueldo.
* La televisión oficial lanza "Rescate para todos".
* La cápsula -pintada de celeste y blanco- luce anuncios de bingos, cadenas de farmacia, páginas de poker en internet y el logo de un diario oficialista.
* Afuera, un escenario alberga a sindicalistas y políticos alineados con el oficialismo. Llega Chávez invitado para hablar con cada minero. Algunos rescatados se desmayan agotados más por la verba del bolivariano que por la odisea vivida.
Y, claro, después vendría el desfile por canales de TV y programas varios. Esto, seguramente es lo mismo que está sucediendo allá en Chile. La diferencia es que acá los cruzaríamos al aire con alguna vedette en ciernes (o alguna veterana insaciable) para que contasen como fueron los 70 días de abstinencia (¿abstinencia?) subterránea.

Eso si: los cortes y la toma, seguirían.

Arranca una nueva ronda

Aquí estamos de nuevo "matecremonenses". Pasó un tiempo bastante prolongado entre nuestro contacto anterior y estas nuevas y (espero) frescas líneas. Bueno, es que no solo los mineros anduvieron lejos del mundo exterior. Hay veces que uno debe tomarse tiempo para cobrar nuevo impulso y seguir. Ustedes saben de qué se trata. Por eso, acérquense una vez más. La ronda va a empezar